Me temo que en seis años el
paraje Pozuelos que conocí, en Chiapas, ha entrado en la neblina de la
desaparición. Es una extensa neblina que va cubriendo los alrededores y que
vaticina un futuro incierto. No es que los pueblos deban seguir como siempre,
sin cambios, pero la entrada en esta neblina trae paradojas irresolubles. Los
caminos, antes de terracería, ahora están empedrados. Casas, antes de adobe y
una que otra de madera con lodo y techos de palma ahora conviven con casas de
canceles, vidrios ahumados y pequeños balcones. La escuela luce modernizada.
Una de las casas que visito ha derruido la estufa Lorena (donde antes hubo un
fogón tradicional) y los pobladores la han transformado en una estufa de metal, para irradiar
el calor en la habitación. Detrás de esta estufa está un microondas y una
estufa de gas. Es decir, donde antes se usaba una fuente energética (la leña)
ahora se usa la leña, la electricidad y el gas. Me pregunto si ello es signo
del progreso consumista. No se trata de ahorrar energía, sino de
desperdiciarla. Se trata de tener. Me embarga una nostalgia por el Pozuelos
antes de que entrara en esta neblina.
viernes, 7 de junio de 2013
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